Por Julian Puig (CEFIP-IIE-FCE-UNLP)
El objetivo de esta nota es analizar la evolución de la cantidad de precios al gas residencial en Argentina desde 1992, momento de la privatización de Gas del Estado, hasta la actualidad. Se documenta que hace más de 30 años existían 26 precios para el gas a lo largo y ancho del país. Hoy la cantidad de precios asciende a 3.096. Nótese que se analiza la cantidad de precios del gas en particular y no la evolución en el nivel de estos precios, aspecto que trataremos en futuras entradas.
En Argentina, la cadena de producción de gas comprende tres etapas desde su extracción hasta la llegada a los consumidores. Inicialmente, en la etapa de generación, las empresas extraen el gas de los yacimientos y las cuencas. Entre estas empresas que generan gas en Argentina se encuentran YPF, Total Energies y Pan American Energy, por mencionar las de mayor producción.[1] Luego, el gas se transporta a través de dos empresas que operan desde 1992, cuando se privatizó la empresa pública Gas del Estado. Éstas son Transportadora Gas del Norte y Transportadora Gas del Sur. El gas se transporta, a través de los gasoductos, hacia las nueve distribuidoras que abastecen a las distintas regiones del país desde la década de los 90. Éstas son las encargadas de distribuir el gas entre los consumidores finales que pueden ser hogares (o consumidores residenciales), comercios e industrias. Ejemplos de estas distribuidoras son Metrogas, que abastece al Área Metropolitana de Buenos Aires, y Camuzzi Gas Pampeana y Gas del Sur que hace lo propio en gran parte de la provincia de Buenos Aires y a toda la Patagonia.
Desde la privatización de Gas del Estado y el nacimiento de las distribuidoras, se han ido multiplicando los precios de las tarifas que pagan los hogares a causa de distintas intervenciones estatales. En 1992, las nueve distribuidoras operaban en 26 regiones tarifarias y existían 26 precios distintos a lo largo y a lo ancho del país que variaban por cuestiones asociadas a diferencias en los costos de transporte y distribución, correspondientes a cada una de estas regiones. Cada región tarifaria se caracterizaba entonces, por poseer un único precio que regía en una porción específica del territorio nacional como se observa en la Figura 1.
Dentro de las principales intervenciones que multiplicaron el número de precios a lo largo del país, se destaca, en 1999, la creación de un subsidio que estableció precios más bajos en las provincias de la región patagónica bajo un criterio de mayor consumo por cuestiones climáticas. Este esquema luego formalizado en 2002 (Ley 25.565) a través del “Fondo Fiduciario para el Subsidio a los Consumos Residenciales de Gas Natural y GLP” se mantiene vigente en la actualidad y es financiado con un recargo sobre el precio de todos los metros cúbicos consumidos en el territorio nacional. De esta manera, se alcanzan los 63 precios a nivel nacional (Figura 2) en la entrada de los años 2000.[2]
En 2003, se creó la región “Puna” en las provincias de Salta y Jujuy (afectada también por el subsidio otorgado a la Patagonia), y junto con la de Entre Ríos creada en 1997, se alcanzaron las 28 regiones tarifarias de manera que los precios ascendieron a 67. Luego, en 2008, se categorizaron en ocho estratos a los consumidores residenciales en función de su nivel de consumo, de manera de cobrar precios crecientes con el nivel de metros cúbicos (m3). De este modo, los 67 precios (por ocho categorías) llevaron el número de precios del gas a 536.
Hacia 2014, tras más de una década de congelamiento tarifario y subsidios energéticos crecientes,[3] en un esfuerzo por atenuar esta situación, el Gobierno Nacional establece un nuevo esquema de precios diferenciado. Decide entonces actualizar parcialmente las tarifas para aquellos hogares que no disminuían su consumo de gas en relación con un periodo anterior; de esta forma, premiaban a aquellos que ahorraban m3. El esquema de ahorro fue complementado en 2016 con la “Tarifa Social Federal” que, en un intento de reducir el déficit energético acumulado, focalizaba los subsidios energéticos en los hogares más vulnerables que cumplían ciertos criterios de elegibilidad de manera de atenuar el impacto del aumento de precios en este segmento de usuarios. Sumados estos nuevos esquemas a los anteriores y, con la creación de una nueva región tarifaria (29) en Corrientes -hasta ese momento desabastecida de gas natural-, se alcanzaron los 1.632 precios en 2016.
Luego, hacia 2018, ocurre la única caída en la cantidad de precios (696) producto de la eliminación del esquema de “premio al ahorro” y la simplificación de los cuadros tarifarios del régimen patagónico.
La evolución de la cantidad de precios tuvo un nuevo salto en el año 2021, momento en el que se aprobó la Ley de Zonas Frías (N°27.637).[4] De esta forma, se extendió el esquema de “Régimen Patagónico”, vigente en el sur, a las provincias del centro del país (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba) y la región cuyana y, entonces, los hogares podían pagar un precio entre 1.032 alternativas en función de su nivel de consumo, lugar de residencia y situación de vulnerabilidad.
En 2022 y con el objetivo de reducir los subsidios energéticos que volvieron a crecer desde 2020 [5], se aprobó el último régimen conocido como “Segmentación Tarifaria” que establece categorías de precios heterogéneos en función del nivel de ingreso y otras características socioeconómicas del usuario (como por ejemplo, número de inmuebles o vehículos a su nombre). Se segmenta a los hogares como: ingresos altos (Nivel 1), bajos (Nivel 2) y medios (Nivel 3) cobrando distintos precios para cada segmento. A los hogares de ingresos medios y bajos se le mantuvieron los subsidios casi en su totalidad y a los de ingresos altos se les fue reduciendo progresivamente. Este esquema, inicialmente, duplica la cantidad de precios existentes (2.064 producto de duplicar 1.032), y finalmente, los triplica (3.096) debido a que se agregan diferencias de precios por consumo (topes de m3 subsidiados) al interior de los segmentos en los hogares clasificados como de ingresos medios y bajos de manera de continuar la reducción de subsidios.
Como se pudo apreciar en esta entrada, el incremento en las regiones tarifarias junto con la existencia de los diversos esquemas anteriormente mencionados, multiplicaron por casi 120 la cantidad de precios para el gas residencial en Argentina. Estos difieren, en función de aspectos climáticos, niveles de consumo y aspectos socioeconómicos. Dado este contexto, en futuras entradas se tratarán otras dimensiones relevantes como la heterogeneidad provincial en términos de la cantidad y de los niveles de precios.
Notas
[1] Cabe aclarar que el gas también puede importarse para complementar la producción local y abastecer a la demanda.
[2] En 1997, las regiones tarifarias ascienden a 27 dado que se agrega el resto de la provincia de Entre Ríos abastecida por la distribuidora GASNEA. La Patagonia incluye 12 regiones tarifarias que pasan de tener un único precio a cuatro (se establecen cuatro alternativas de posibles precios que puede pagar un hogar en esas regiones en función de su nivel de consumo), por lo que, el total de precios es la suma de esos 48 más 15 de las regiones remanentes no afectadas por el subsidio patagónico (63).
[3] En 2014 los subsidios a la energía alcanzaron los 3.5 puntos del PIB. Aquellos asociado al gas eran de 1.4 puntos (Secretaría de Energía, 2019).
[4] Con la aprobación de esta Ley las regiones tarifarias ascienden a 34 (vigentes en la actualidad). Véase Figura A1 del Anexo.
[5] En 2022 los subsidios energéticos representaron 1.9 puntos del PBI y 0.5 asociados al gas (CEFIP).
Anexo